Te de las bailarinas corps mince

Me encontraste juguetona y pequeña, danzando en el sendero y persiguiendo a mi sombra azul. Giraba como una abeja, y mis pies y mis cabellos, color de camino, se empolvaban con el polen de un polvo rubio. Yo caminaba lenta, seria, mas llamaste danza a mis pasos.

No mirabas mi rostro, seguías el movimiento de mis rodillas, el balanceo de mi talle, en la arena leías la forma de mis talones desnudos, la huella de mis dedos abiertos, que comparabas con la de cinco perlas desiguales. Je marchais lente, sérieuse, mais tu nommais mon pas une danse.
Pero desnuda en tus brazos, sujeta a tu lecho por la cinta de fuego del placer, me llamaste, sin embargo, danzarina, al ver agitarse bajo mi piel, desde mi pecho ofrecido a te de las bailarinas corps mince pies crispados, la inevitable voluptuosidad. Fatigada, anudé mis cabellos, y los contemplabas, dóciles, arrollados a mi frente como serpientes hechizadas por la flauta.

Es cuando de mí te alejas, serena y con las rodillas temblorosas, y al alejarte me miras, tu barbilla en el hombro. Me miras, vuelta la cabeza, mientras tus pies adivinadores tantean y escogen su camino Ton corps se souvient de moi, oscille et hésite, tes hanches me regrettent et tes reins me remercient Tu me regardes, la tête tournée, tandis que tes pieds divinateurs tâtent et choisissent leur route Une dernière danse tragique me mettra aux prises avec la mort, mais je ne lutterai que pour succomber avec grâce.
Me llamas danzarina, y, sin embargo, no sé bailar
